lunes, 5 de abril de 2010

LOS SONIDOS DEL SILENCIO

Por Manuel Martín García,

Aunque parezca una contradicción, y la palabra silencio nos defina la falta de ruido, o la abstención de hablar según la Real Academia Española de la lengua, el silencio puede interpretarse de muchas formas y hacer más ruido del que parece. Por ejemplo cuando guardamos un minuto de silencio por una persona fallecida, estamos emitiendo a los demás respeto, cariño, pesar hacia una familia y allegados, con ese silencio podemos hablar muy alto y mostrar el sentir hacía alguien que nos ha dejado. Pero a la vez el silencio puede ser aclaratorio, como por ejemplo el que se produce en un acto cultural como una obra de teatro, una película, una exposición, una corrida de toros, ese silencio al final de un trabajo del que se espera con expectación la respuesta del publico receptor, ese silencio nos clama a voces que no hemos llegado al espectador aunque nos respeten la trayectoria anteriormente adquirida. También tenemos el silencio del miedo, aquel que nos cohíbe a la hora de expresarnos y que nos calla de lleno para evitar una situación vergonzante pues no sabemos como salir de ella airosos.

Pero quizás el peor de los silencios, es el de la indiferencia, el de la apatía, el del estado de animo en que no se siente inclinación o repugnancia hacia las cosas, el de me da igual o el de no me importa, el de la dejadez, la indolencia, el de la falta de vigor y de energía. Y ese fue el silencio que ayer pude sentir de lleno en mis carnes en el Sánchez Menor ante el Universidad de Las Palmas después de un silencio sincero y sentido como el que de corazón se vivió por la marcha de Luís Ortiz.

Personalmente me afligió mucho, fuera de lo meramente deportivo, esa falta de expresividad de una afición fría, inerte, que no se siente dueña de su legado futbolístico, una afición remisa, consentidora, falta de personalidad, que aún viéndose al borde del abismo no muestra el más mínimo atisbo de salvarse, el de dar las cosas por hechas y de conformase con pan y circo pero en esta caso sin pan, pues ya no hay de donde coger.

Palabras duras, pero sinceras, de alguien que esperaba algo de resistencia, de lucha a la sin razón, al despotismo de nuestros rectores, de una sociedad deportiva que vive de espaldas a su realidad aunque lo vean, lean o escuchen en los medios de comunicación y que no quiere ver más allá de sus abonos de socios, de creer que alguien llegará y lo solucionará todo, y de pensar que no pasa nada, que todo es normal, cuando estamos pasando por una situación insostenible, donde no se paga a nadie y donde la deuda crece y crece como un globo a punto de estallar, y para escarnio de muchos donde los máximos defensores son sus trabajadores que no cejan en su empeño de darnos los más altos rendimientos, a pesar de ese silencio, tan dañino que se produce un domingo tras otro.

Para terminar quiero significar el último silencio que se me pasa por la cabeza, que es el de clamar en el desierto, el único que por mucho que te esfuerces, por mucho que grites y te signifiques, nadie te escucha, pues las palabras se las lleva el viento, y este convierte tu eco en un estéril silencio.

Me marcho procurando no hacer ruido, pues no quiero molestar, aunque siempre con un susurro entre los labios, pues el silencio me impone mucho respeto y no quiero acallar mi voz.

2 comentarios:

  1. Sin ánimo de crear polemica y con todo el repeto quiero hacer un comentario sobre lo que, a mi modo de ver, se produce el silencio de la afición.De siempre se ha dicho que quién tiene que empezar a animar a la afición son los jugadores y es poco lo que se nos dá la mayoria de los partidos y con esto no quiero culpar a los jugadores ya que bastante hacen con su lucha y entrega después de llevar 5 meses sin cobrar. Creo que se hace un futbol soso, apático, sin ligazón, en una palabra aburrido y ese futbol no llena a gran parte de la afición que vamos quedando. Recuerda que empezamos la temporada 4.000 espectadores y ahora no llegamos a los 2.000. Creo que la afición responde a lo que se les da y se nos dá tan poco la mayoria de las veces. También creo que la mayoria de la gente sabe quién es el culpable de que se juegue tan poco al futbol, haciendo un futbol defensivo, ramplón, sin ideas etc.., pero ya no dan ganas ni de pedir su cese.

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  2. Yo creo que se refiere al silencio que se produjo hacia al palco, no en el silencia a la hora de animare el juego ¿no?

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