jueves, 18 de marzo de 2010

"Amarga Cena"

(Por Antonio Gallardo)

El partido del pasado domingo, estaba marcado en rojo en mi calendario. En esta ocasión, no era por la enjundia del equipo rival o por la magnitud de la ciudad donde se disputaba el encuentro. Ya la primavera pasada seguía las evoluciones del Villanovense y del Don Benito, me apetecía presenciar algún encuentro de mi equipo en estas ciudades, a las que visito todos los veranos pues mis padres son oriundos de pueblos cercanos. Así pues, preparamos tranquilamente el viaje, con tiempo suficiente para comer sin prisas y después disfrutar del partido. Además, teniendo en cuenta la trayectoria reciente de ambos equipos, me parecía el momento propicio para sacar pecho ante algunos familiares, que sabiendo de mi afición nos iban a acompañar. Menos mal que finalmente no pudieron venir.

Y la verdad es que el día iba bastante bien hasta el momento del partido. Viaje sin sobresaltos, ni G. Civil, buena comida sin clavada. Pero llega la hora del partido, y esa forma de jugar, sin una estrategia clara, sin plantar cara al rival, me amargó la tarde. Haciendome recordar, según veía el partido, una leyenda contada por mi padre sobre su pueblo.

Dicen que en la edad media, en el castillo de un pueblo encantador llamado ahora Magacela, el mismo que se podía ver el domingo tras la portería que defendió el Puertollano en la primera parte, vivía y gobernaba una reina mora. Por lo estratégico del enclave, el punto más alto de todo el valle de la serena, dominando el paso entre Cáceres y Trujillo con Córdoba y Mérida, este castillo era deseado por los señores cristianos de alrededor.

-De igual manera que los villanovenses ansiaban la fortaleza que suponía los tres puntos en juego.

Estos ante lo inexpugnable de la fortaleza, al no poseer un gran ejercito, idearon una estratagema con la que consiguieron la plaza sin mucho esfuerzo.
Un día al anochecer, de las majadas de alrededor, reunieron al sur del castillo varios centenares de carneros y cabras a los cuales ataron en sus cuernos haces de paja embreada, que al encenderlas hicieron parecer a los sitiados que iban a ser atacados en ese flanco por un ejercito enorme.

-También cayó el Puertollano en un engaño. La defensa ultra-adelantada del Villanovense no buscaba la recuperación del balón para armar contras rápidas, si no enmarañar el juego en la zona ancha, anulando nuestro superpoblado centro del campo y alejando de su portería a nuestro único punta.

Avisada la reina del inminente ataque en el momento que disfrutaba de una suculenta cena, observando desde lo alto la que se avecinaba, pronunció de forma iracunda la célebre frase por estos lares: "Amarga Cena, amarga cena la mía".
Al ser azuzados, los animales subieron la ladera con gran avidez, por lo que la mayoría de la guarnición acudieron a la parte sur apresurándose para su defensa, dejando la entrada principal en la cara norte desguarnecida, entonces los atacantes aprovecharon la oportunidad para poner escalas y saltar los muros, ante el desconcierto morisco, que finalmente entrego la plaza.

-El Puerto salió contra el colista, jugando con seis jugadores detrás del balón, creyendo que manteniendo su portería a cero ganaría el partido. Pero se encontró con un gol en contra, en una jugada de estrategia, que echó por tierra este planteamiento, al tiempo que no encontraba la forma de superar la defensa del equipo serón, ni una sola diagonal, ni un desborde por la banda, ni asociándose en corto. Inoperante en ataque, terminó perdiendo la batalla por la falta de concentración defensiva, cediendo dos goles más al dejar sendos balones sueltos en el área en un corner y un saque de banda.
Entonces es cuando, yo, mirando al marcador dije "Amarga semana".

Por cierto, después al lugar se le empezó a llamar Castillo de la Amarga Cena, que con el devenir de los tiempos derivó en Malgacena y en la actualidad es Magacela, aunque dicen que las leyendas, aunque tengan parte de verdad, leyendas son.

Por eso, no se que pensar cuando me vienen con leyendas de jugadores que pierden las fuerzas coincidiendo con los problemas económicos.

Bueno, esta vez si que me he extendido, espero que no os aburra con mis viajes e historias.

Un saludo y hasta la próxima

2 comentarios:

  1. Está muy bien esta historia que cuentas, amigo Antonio.
    No dejes de entretenernos e ilustrarnos con ellas.

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  2. Siempre es un placer leer tus comentarios ya que lo haces de una manera amena y sencilla, y darte toda la razón no jugamos a nada, sin esquemas, sin tacticas etc.. y creo que los jugadores no son los culpables. Ellos hacen lo que les mandan. El verdadero culpable es el entrenador. No sé como no le dan la baja ( y que se lleve de la mano al secretario tecnico )y suben al primer equipo al entrenador del primera autonomica hasta fin de temporada por que creo que esta temporada está todo hecho. Saludos.

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